10/01/13-.Autoridades
del ministerio de Salud provincial pidieron hoy a los adultos no “naturalizar”
el consumo de alcohol entre los adolescentes, y detallaron que las bebidas alcohólicas son la principal droga de abuso: abarcan más
del treinta por ciento de los casos de intoxicación asistidos en el servicio de
toxicología del hospital Ludovica de La Plata, centro provincial de referencia.
El ministro de
Salud provincial, Alejandro Collia, que hoy a la madrugada
participó en un operativo de control de alcoholemia en Mar del Plata, advirtió
que, lejos de ser una moda, “la ingesta excesiva de alcohol puede
provocar daños en el desarrollo cognitivo, hemorragias digestivas y accidentes
cerebrovasculares cuando se trata de niños, preadolescentes y adolescentes”.
Esta madrugada, los
inspectores del gobierno de la Provincia realizaron un nuevo operativo de
control de alcoholemia a conductores de Mar del Plata y la Costa. De los
quinientos testeados, seis debieron dejar de conducir por presentar más de 0,5
gramos de alcohol por litro de sangre.
Además, personal de
la Subsecretaría de Adicciones inspeccionó los boliches y comercios de
las calles Güemes y Alem: clausuró “Crobar”, por permitir el acceso después de
las dos y “Russia”, porque dejó entrar menores en forma simultánea con mayores.
Los toxicólogos del
hospital Ludovica señalaron que es frecuente que lleguen chicos de entre diez y
diecinueve años que toman bebidas alcohólicas esporádicamente, por ejemplo, cada
15 días, pero en cantidades exorbitantes. Observan con preocupación que existe
una permisividad social y cultural frente
a este tipo de consumo. Y advierten que la tolerancia hacia la ingesta de alcohol
entre los jóvenes parte de la idea errónea de que se trata de un hábito propio
de la adolescencia, que no entraña consecuencias graves.
“Pocos padres saben
que cuando un adolescente empieza a consumir grandes cantidades de alcohol en
pocas horas tiene alto riesgo de sufrir trastornos neurológicos, cardiacos,
digestivos y metabólicos, convulsiones, desvanecimientos, coma alcohólico y
hasta muerte”, alertó la jefa de Toxicología del hospital Ludovica, Ana María
Girardelli.
A su vez, el
consumo excesivo de alcohol predispone a todo tipo de accidentes: los reflejos
disminuyen al igual que las capacidades psicomotrices, y esto expone a los
alcoholizados a colisiones vehiculares, caídas, desvanecimientos y atropellos
en la vía pública.
Cuánto tomar
La normativa
vigente indica que una persona no debe manejar un vehículo si tiene más de 0,5
gramos de alcohol por litro de sangre. Para llegar a este nivel no hace falta
mucho: se calcula que un individuo que pesa setenta
kilos llega al límite con sólo dos chopps de cerveza, o dos vasos y medio de
vino o dos medidas de whisky. Pero los efectos negativos aparecen mucho
antes: con sólo 0,15 gramos la persona tiene disminuidos sus reflejos.
Los especialistas
explicaron que en la mayoría de los casos, el grupo de pares presiona hacia la
borrachera: hay que tomar hasta no dar más. Incluso se suele colocar al que no
bebe en un lugar marginal, de debilidad. De este modo, cuando los límites y los
riesgos no están claros, tomar alcohol “a morir” les genera, a buena parte de
los jóvenes, un sentimiento de pertenencia.
A esto se suma que
muchos buscan los efectos del alcohol sobre el sistema nervioso central para
“animarse” a hacer cosas que no harían sobrios, generalmente porque se trata de
conductas de alta exposición o peligrosidad.
En ese sentido, los
expertos en adicciones del ministerio de Salud provincial recomendaron promover
el diálogo permanente entre padres e hijos sobre estos temas, “para que los
mayores ayuden a sus hijos a tomar conciencia de los riesgos”. Por otra parte,
para ofrecer un espacio de debate e intercambio en relación a las adicciones y
los adolescentes, el gobierno provincial realizará, la semana que viene en Mar
del Plata, un Congreso para Padres.
“Una sola
borrachera puede llevar a la muerte”, enfatizó la jefa de Toxicología del
Ludovica, Ana María Girardelli. Detalló que la mayor parte de los adolescentes
toma fernet, una bebida a la que muchos consideran un digestivo, sin embargo
tiene 45 grados de alcohol, una altísima concentración que lleva a la ebriedad
con poco consumo.
Lo mismo ocurre con
el gin o el tequila. Los adolescentes suelen mezclar esas bebidas blancas con
energizantes. Estas últimas enmascaran los síntomas de ebriedad, lo que les
permite tomar más. Pero como los efectos del energizante dura poco en el
organismo, poco tiempo después de tomarlo caen abruptamente bajo los efectos
del alcohol.
“Desde el Estado
provincial estamos haciendo inspecciones permanentemente para que se cumpla con
la ley, que prohíbe la venta a menores”, dijo el ministro Collia. Sin embargo,
numerosos comerciantes infringen la norma y, además, muchos adolescentes
acceden al alcohol en sus hogares. “Por eso buscamos generar conciencia entre
los adultos, para que nos ayuden a educar y proteger a sus hijos”, dijo el
ministro.
En lo que va de
enero los inspectores de la subsecretaría de Adicciones realizaron 268
inspecciones que arrojaron como resultado 51 clausuras de boliches y comercios.
También hicieron 3.538 controles de alcoholemia a conductores de los cuales 84
dieron positivo.
Más riesgos
Según los
resultados de un sondeo realizado en Estados Unidos entre 43.093 adultos y
publicado el 3 de julio de 2007 en Archives of Pediatrics & Adolescent
Medicine, un 47 por ciento de las personas que comienzan a beber alcohol antes
de los 14 años desarrolla una dependencia en algún momento de su vida, en
comparación con un 9 por ciento de aquellos que esperan, como mínimo, hasta los
21 años
Asimismo, cada vez
más investigaciones indican que el alcohol provoca más daños al cerebro en
desarrollo de los adolescentes de lo que se solía creer, y les causa unas
lesiones significativamente mayores que al cerebro de los adultos.
Los jóvenes
aguantan más bebiendo y también dañan más sus funciones cognitiva. Una zona
afectada es el hipocampo, que resulta crucial para la memoria y el aprendizaje.